Somos un cuerpo, una carne, unos ojos.
Y esa infinita capacidad de sentir.
Hanni Ossott
Decido poner fin a este viaje que mi imaginación me regala a manos llenas, como ramillete ruborizado de sentimiento, con el absoluto convencimiento de retomarlo, cuando llueva sol, cuando sea menester sagrado u obsceno, entrar en comunión conmigo misma.